El decepcionante final de LOST

Umm.

Uy.

Hala.

Uf.

¡Puf!

¡¡Qué!!

¡¡¡Pufffffffff!!!

¡¡Vaya una m***** de episodio final!!

Al final se confirmó: el propio viaje ha sido el destino. Porque en el último capítulo apenas ha habido nada. Nada narrativamente decente, quiero decir. Ha sido como pasar un montón de horas colocando los fragmentos de un puzzle para que, al llegar al fondo de la caja, notemos con sorpresa que no hay más piezas... ¡y el puzzle sigue aún por la mitad, lleno de blancos! O como remontar un cubo de Rubik que está agujereado como un gruyère.

Claro, siempre habrá quien quiera ver en ese cubo defectuoso una metáfora del hombre postmoderno, con múltiples caras escindidas, incapaz de sentirse pleno, en lucha entre el Bien y el Mal, agujereado por la culpa, bla, bla... ¡Yo lo que pediría es que me devolvieran el dinero, porque la cosa está averiada, macho! En fin, tampoco al rey del cuento lo querían ver desnudo. Por eso es muy cierto lo de Lost y la religión: no solo por la trama, sino por el acto de fe que reclama de sus exégetas.



Una vez que la serie desembarcó sin complejos en el terreno de la fantasía y la ciencia ficción, el pacto de lectura se ensanchó y aquello se asentó en el terreno del "todo vale". Dejó de resultar necesario trabajar la coherencia narrativa o dramática porque siempre se podía echar mano de una mitología milenaria, un viaje en el tiempo o un Más Allá que pospusiera todo. La (mala) fantasía no requiere justificaciones. Por eso, al lado de esto, Battlestar Galactica es
un producto muchísimo más serio y sólido, of course.

Los creadores de Lost han jugado con cartas marcadas, siempre de mano y, además, eran los dueños del garito. Han puesto las reglas y las trampas. Lo aceptábamos como espectadores. ¿Qué ocurre? Que muchos de los que no se bajaron del carro hartos de tanto vaivén, seguían Lost por una promesa: la
de sentido.

Por eso es lógico que la peña se sienta hoy estafada. La gracia del relato -toda la ansiedad narrativa- se condensaba en la esperanza de una clausura que aportara respuestas, luz. No luz celestial, sino de sentido. Hay quien argumenta que, a pesar de sus inconsistencias dramáticas, interesan los personajes.

Vale. ¡Pero, más que nada, interesan los enigmas, motor de la historia! Por eso todo esto ha acabado siendo un timo propio del segundo Ben o del primer Sawyer.

Al menos, así me parece como espectador medio. Seguro que el fandom estará dividido entre los que encuentran justificaciones a todo (metáforas de la isla, interpretaciones míticas, hilos panteístas de los que tirar) y los que han terminado por aceptar la evidencia: Lost ha sido una tomadura de pelo.

Bendita, divertida, irresistible en días pares, emocionante a ratos, muy bien armada... ¡pero una tomadura de pelo al fin y al cabo! Un espectacular juego de trileros narrativos donde se ha sostenido la aventura hurtando la respuesta de las
preguntas esenciales:

-¿Por qué todos estos personajes eran los elegidos?

-¿Se ha explicado el origen y el porqué de los famosos números mágicos?

-¿De dónde vienen los poderes de Desmond?

-¿Qué fue de Michael, Walt o Mr. Eko? ¿Por qué no aparecen en el limbo del final?

-¿Sabemos ya por qué se resolvió el problema de fertilidad de la isla?

-¿Y por qué podía moverse en el tiempo?

-Si es imposible salir, ¿por qué demonios entra y sale tanta gente de allí?

-¿Seguirá manteniendo ésta sus poderes mágicos ahora que Jack la ha restituido?

Se me ocurren éstas, así a vuelapluma, pero seguro que hay blogs más puntillosos y
conocedores de Perdidos que alertan de cientos de interrogantes sin respuesta. Eso no quita méritos para entender el gigantesco éxito de la serie.

La exagerada discusión de hoy certifica que las doce razones del otro día son muy válidas. Sobre todo la segunda: el mayor logro ha sido ejercer de flautista de Hamelín y llevar a un montón de gente hasta un callejón sin salida, donde, como algunos temíamos, se agazapaba un deux ex machina confuso y simplón. Y, para variar, con otra respuesta que abre interrogantes; en esto no puedo dejar de aplaudir a los timocreadores.

Para el resto están las narrativas transmedia y la discusión colectiva de los fans, que se obstinarán en rellenar el vacío de sentido.



Más allá de eso, me ha parecido un cierre flojo. Poco sutil.

Demasiado melodramático, pastelón incluso. Con una sentimentalidad de
telenovela, remarcada hasta el exceso por la música de Giacchino. Un final solo apto para los más cafeteros, los ganados para la causa. Y con esa manía de tratar al espectador por poco avispado, recordándole una y otra vez los flashbacks de las relaciones que se iban restituyendo. Además, ha habido licencias que me han dejado atónito, más muestras del "barra libre, que todo vale y es gratis":

-En plena escapada, al bueno de Miles no se le ocurre otra cosa que tocarle las canas a Richard. Sí, ya sé que era para demostrar que ya es mortal y todo eso pero, hombre, la adrenalina de la huida a mí no me hace fijarme en el peinado de la gente...

-Hubo un tiempo donde la isla era un lugar gigantesco que llevaba días recorrer:
hoy quedaba todo a la vuelta de la esquina. Hasta nadar de una islita a otra se hace en un santiamén.

-Jack hace mil cosas antes de ir a la Iglesia donde yace su padre muerto. Total: está bien muerto (ja). Incluso antepone su asistencia a un rocambolesco (casi
vergonzoso) concierto de un pianista con los rockeros de Drive Shaft.

-Y, claro, cuando una está muy embarazada lo que siempre receta el médico
es ir a conciertos pijos, a ver si rompemos aguas a ritmo de rock and roll, tú.

-La gratuita aparición de Shannon (¿no se había quedado en Australia en el 6.1.?), Libby o Penny.

-La facilidad con la que Kate convence a Claire para subir al avión.

-Lo cursi de la escena final, un happy end ralentizado para el limbo, el purgatorio o lo que demonios fuera aquello.

Ojo: Lost sigue siendo una serie decisiva en la televisión contemporánea. Quizá la más influyente junto con Los Soprano. Este relato sobre la redención ha tenido muchísimos elementos estimables que hemos glosado en otras ocasiones y yo he
disfrutado bastante con ella, en especial en su inicio. Pero a la hora de afrontar el final, reconozco que han ampiado mis peores temores.

Un despropósito, una oportunidad perdida, a pesar de sus tímidos aciertos.

No, claro que no es para indignarse. Esto de las series y los blogs es una linda afición, solo un juego. Como este post. Y no es obligatorio ver Perdidos, a pesar de que se haya convertido en una fiesta en la que hay que estar. Por eso, le toca ahora recoger lo cosechado, aunque pueda ser un arma de doble filo y los seguidores se rebelen. Y a nosotros nos queda mirar para otro lado. Hay historias
mejores: Breaking Bad, Dexter, Mad Men, Supernatural, Community, Curb Your Enthusiasm, Misfits... y quien quiera saber cómo se termina de verdad una serie, no sé, que revise la imponente The Shield.

Ahí sí que no se quedará perdido. Ni con cara de tonto. Ni con guiños al infinito.



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Cortesías (Scriptor y Lost)
FUENTE: DIAMANTES EN SERIE

Q malo!! bueno parece q lost era la idea de un mae de hey!!! q tal si hacemos una serie sin sentido y que al final de cada capitulo la gente se quede preguntando como p*t4s ira ah terminar esto? y asi plantear cada vez mas interrogantes para q vean todas las temporadas y tener mucho rankind
Esta muy claro q este fue el caso de lost los escritores ni siquiera estaban pensando en un final o una explicasion logica para lo q estaba pasando, simple mente querian mantener a las audiencias en espectativa, al final solo dieron la explicacion mas obia y mediocre.
Desde q comense a ver la serie esa fue la intension q me dio solo queria saber si estaba en lo correcto y si lo estaba

Ja ja ja ja, es cierto, es exactamente lo que yo pensaba desde que vi los primeros capítulos de la serie.

La diferencia es que yo no aguanté tanto