Star Wars: Purge

Reconozco que habitualmente no suelen llamarme demasiado la atención los cómics basados en la franquicia de Star Wars, aunque me considero un devoto admirador de la saga galáctica de George Lucas. El motivo es bastante simple, y es porque tengo la sensación –errónea o no, aunque me resulta demasiado incómodo generalizar de forma tan categórica cuando reconozco no haber leído más de un puñado de cómics dispersos sobre dicha saga- de que un número importante de los cómics publicados sobre Star Wars no aportan absolutamente nada a la franquicia o directamente la calidad de las historias –tanto a nivel argumental como gráficamente- no tienen el nivel mínimo exigible. De todos modos me resulta inevitable que cada cierto tiempo alguno de estos cómics consiga despertar mi curiosidad, como ocurrió en su momento hace unos años con este número especial donde el veterano guionista John Ostrander –quien actualmente se encarga de escribir la serie Star Wars: Legacy, ambientada más de ciento veinte años después desde lo ocurrido en El retorno del Jedi- nos desvela unos cuantos detalles sobre uno de los marcos temporales más atractivos de toda la saga.

El argumento de la historia nos sitúa un mes después de los sucesos acaecidos durante La venganza de los Sith, mostrándonos una espectacular confrontación de Darth Vader contra un reducido grupo de Jedis que lograron sobrevivir a la Orden 66 que promulgó el Emperador Palpatine en el mencionado episodio de la saga. Con un argumento como este un guionista mucho menos efectivo se hubiera limitado a construir un guión vacuo basado en una sucesión de viñetas llenas de acciones llenado de ese modo página tras página, aunque afortunadamente Ostrander consigue demostrar que pueden hacerse cómics repletos de acción sin necesidad de renunciar a contar con un argumento sólido y unas buenas caracterizaciones.

Especialmente esto último es uno de los aspectos más interesantes que podemos encontrar en este número, debido a la excelente caracterización de Darth Vader, algo no demasiado sencillo si tenemos en cuenta la compleja personalidad del personaje. El guionista condensa los elementos característicos esenciales del personaje, dando pequeñas aunque concisas pinceladas de ello en prácticamente todos los diálogos que tiene el personaje o incluso en su forma de actuar. De ese modo vemos como el odio hacia Obi-Wan Kenobi va consumiendo a Vader cada vez más, al mismo tiempo que se nos muestran los primeros indicios de una futura traición al Emperador Palpatine si eso fuera necesario para que Vader logre cumplir sus propios objetivos.

Otro de los aspectos más destacados de este cómic se encuentra en la espectacular confrontación entre Darth Vader contra un reducido grupo de Jedis, donde el guionista no se limita a mostrarnos una típica batalla de espadas láser como cabría esperarse, sino que vemos como Vader tiene que emplearse a fondo utilizando diferentes artimañas con las que lograr vencer satisfactoriamente a sus oponentes. Sin mencionar lo mucho que me ha gustado que se muestre a Vader como alguien perfectamente falible en determinados momentos –sin indagar en destripes argumentales solo comentaré que tras la confrontación el personaje de entre cortada respiración acaba necesitando urgentemente una visita al centro médico más cercano para que reparen sus deterioradas prótesis robóticas- porque de esa forma consigue reflejarse el proceso de adaptación que tiene que sufrir el otrora conocido como Anakin Skywalker frente a su dolorosa situación vital actual.

El único aspecto negativo que he encontrado en esta historia es todo lo referente a los Jedis que hacen acto de presencia en la misma, dado que en ningún momento llega a profundizarse con detalle en ellos –algo perfectamente lógico si tenemos en cuenta la duración del cómic así como que, desde el primer momento, todos esos personajes tienen marcada sobre su frente la etiqueta de carne de cañón- dando como resultado unos personajes demasiado prefabricados que incluso actúan en determinados momentos de forma… sorprendente. De todos modos como se trata de algo secundario no llega a empañar ni un ápice el entretenido rato de lectura que me ofreció este cómic. El cual además se encuentra dibujado de forma maravillosa por Doug Wheatley, autor desconocido para quien esto escribe pero que me ha sorprendido gratamente. Me pregunto cuanto tiempo tardará en ser fichado en exclusiva por alguna de las dos editoriales más importantes del panorama comiquero norteamericano.